2015-10-17

BEARN


Resultado de imagen de llorenc villalonga biografiaResultado de imagen de llorenc villalonga biografia


BEARN LA MEJOR NOVELA EN CATALÁN ESCRITA POR UN FALANGISTA

 

A los de la tercera edad nos queda el consuelo de la filosofía y el fulgor de la buena literatura que hace brillar nuestra alma con impulso de juventud. Este puente del Pilar lo pasamos mi mujer y yo a la vera de la mar de Gandía la guapa y ducal, emporio de los Borja. Cuenta con una de las mejores playas de la costa mediterránea.

Entre paseo y paseo por el malecón del Grao, Gandía Ciudad y el Puerto me he metido entre pecho y espalda las casi 400 páginas de “Bearn”. Es la obra de un falangista mallorquín, médico militar que escribe una prosa excelsa. Y me sucedió lo que siempre acontece a los catadores del buen vino y de la buena literatura que una vez descorchada la botella somos incapaces de abandonar la lectura.

La crítica de este libro injustamente olvidado pero que fue un texto de referencia durante los años sesenta después de haber sido traducida al castellano por el propio autor que la editó a sus expensas en un primer libro de la década de los 30, cuando anduvo a la greña con una editorial de Barcelona que le quiso corregir el texto ajustándolo a la nueva normativa ortográfica moderna de la lengua de Ausias March.

Bearn ha sido definido como el Proust español. La cita de Espriú que inaugura el texto “ els meus ulls ja non saben sino contemplar dies i sols perduts” define el intento de Llorenc Villalonga de recuperar un tiempo perdido del pasado rural de la Isla de la Calma. El argumento narrado en primera persona por un sacerdote y capellán que narra la decadencia de una casa aristocrática campesina en las montañas de Soller tierra pobre de carrascas, algún olivar donde se vive aun en régimen patriarcal. El amo del lugar es un personaje que vivió su juventud en Paris donde abrazó la francmasonería pero he aquí que en una de sus contradicciones sintiendo ya la llamada de la tierra se viste del hábito franciscano y cubre su calva con una peluca empolvada. El libro tiene algo de novela gótica, un cuarto cerrado donde está la casa de las muñecas, citas al Fausto y a Virgilio.

En la casa se bebe buen vino y para yantar butifarras. Don Antonio es un apasionado del progreso. Uno de los mayores para este diplomático afrancesado que al final de sus días quema sus libros y entrega al capellán (parece ser que era hijo bastardo del señor, lo tuvo con una criada) el depósito de sus memorias) fue el de la maquina de coser, la maquina de vapor, la hilandera volante, el automóvil los cañones de Krupp, el teléfono de Bell, la radio de Marconi .

El siglo XIX fue el tiempo de las grandes guerras y de los revolucionarios inventos. Todo uno. Al tiempo que se respira un ambiente pagano de culto a la belleza y al amor que pasa fugaz por la vida de los mortales. El narrador esparce a lo largo de los capítulos consideraciones morales y políticas y descubre la mentalidad del periodo de la Regencia. Don Antonio Maura era también mallorquín. Villalonga 1897-1980 en la guerra civil se afilió al Movimiento y nunca ocultó sus simpatías hacia José Antonio y los falangistas. Ello le valió al escritor un extrañamiento con los nacionalistas, que lo silenciaron y lo siguen silenciando. Detrás de este afán de escritor prolífico — una treintena de libros la mayor parte en catalán— nos cerciora de que es una mentira y de las más gordas el que el catalán fuese perseguido durante el franquismo.

El dictador Primo de Rivera que fue gobernador militar de Cataluña asegura en sus memorias que el catalán era el idioma de casa y de la calle, reservándose el castellano para las lenguas oficiales y el mismo José Antonio, que tuvo una novia catalana lo hablaba con fluidez. Franco siguió el consejo de su predecesor. En el mismo orden de cosas cabe asegurar que nunca fue tan boyante ese idioma que durante la década de los sesenta al ochenta. Veinte años de esplendor cultural con Barcelona como emporio editorial, una verdadera “Renaixenca”.

Se constituyó en eje de marcha de aquel impulso escritor y fue el que llevó a Cela el mejor escritor castellano de la postguerra a vivir a Palma de Mallorca. Asegurar pues que fue perseguida la lengua catalana es una calumnia propalada por las “fuerzas oscuras”.

Yo recomendaría a muchos españoles que releyesen “Bearn” para empaparse de ese “seny” catalán que brilla por su ausencia en las cerriles mentes de los separatistas. Con su intolerancia y ceguedad pueden conducir a España a la mayor crisis de su historia después del 98 porque Mas con su indolente desplante se empeña en lanzar el reto de un órdago a la grande y de esto vamos hacer un pan como unas hostias o como dice la payesía de las tierras levantinas:

d´esteu pá farás sopes

Y es que Mas va de listo por la vida y nos quiere dar a todos sopas con honda aunque hay que atribuir parte de la crisis a la indolencia e incompetencia del gobierno central y a la ignorancia que vive el pueblo español sobre Cataluña y las cosas de aquel gran país. Pero eso es cuestión de escuelas que diría el León de Grao: Joaquín Costa

 

CEMENTERIO JUDIO DE SEGOVIA EN EL PINARILLO


 






 
 
EL OSARIO JUDÍO DE SEGOVIA

 

 

 

La verdad que en esta hermosa mañana de viernes de vuelta a mi ciudad he sentido un estremecimiento en mi alma a la vista del osario o cementerio judío una lápida en hebreo y en castellano encima la estrella de David. Yo nací justo enfrente de estas mastabas al otro lado del Clamores en la puerta de San Andrés o del Socorro. Algo muy adentro vibró en mí como un latigazo. Casi rompo a llorar recordando vivencias de mi infancia y aquella tarde de febrero cuando camino de la piedad con otros niños vimos a un sacerdote revestido con el efod y envuelto en el paño de oración leer en un breviario mientras hacía genuflexiones de cabeza hasta tocar casi la roca con la cabeza (lo he contado ya en alguno de mis libros) eran los tiempos del franquismo y en el Pinarillo hacía un frío que pelaba. Nadie dijo una palabra. El sacerdote después de rezar a toda prisa plegó su libro recogió su dulleta y desapareció. Enterraban de pie a los hijos de Israel mirando al Este en sepulcros excavados en la roca caliza que eran auténticas mastabas. Durante la baja y alta edad media este era uno de los dos osarios que había en Segovia pero el del Pinarillo era el más importante por la proximidad a la judería vieja entre las Escalerillas de San Roque y la catedral en cuya bajada estaban los obradores de los orífices y los tenderetes de los prestamistas.

La verdad es que a muchos de nosotros, que esperamos el Reino de Dios, nos descorazona la situación en Oriente Medio, la guerra de Siria, que está llenando Europa como resultado de las guerras de Obama. El estado hebreo es hoy una potencia armamentista pero no deja de ser paradoxal que mozos palestinos con hondas y con piedras, sin armas de fuego, se enfrenten al poderoso ejército israelí con un ajuar de combate de última generación. Existe una desproporción que nos hace dudar en parte del espíritu bíblico de nuestras creencias.

Los católicos oramos al Señor en la lengua de Israel. ¿Dónde se queda la más hermosa palabra del idioma hebreo que es “Shalom”? ¿Es lícita la venganza y la ley del Talión para reconquistar unas tierras que pertenecieron a nuestros antepasados?

Puede que las respuestas a tan inquietantes interrogantes la tengan los muertos que yacen en el osario de Segovia. Vana ilusión, afán de poder y de granjería. Todo quedará sumido en el polvo de los huesos dispersos por estas mastabas. Con su prepotencia el estado hebreo se está ganando la animosidad y la antipatía de la opinión pública mundial por más que se empeñen los que dominan el cuarto poder de demostrarnos lo contario. Vivimos, en cierto modo, aterrorizados y acongojados por lo que sucede en nuestro entorno. El odio y la venganza no pueden venir de Yahvé sino de los muchos diablos que pululan por el orbe y Satanás se ha vuelto en nuestros días, anónimo. Opera a compás de sociedad limitada.

 El ángel caído se nos presenta con un rostro anónimo políticamente correcto y hermoso. Eso lo saben muy bien los cabalistas que se queman cada día los ojos leyendo las Escrituras y ofrecen una visión equivocada de los textos  sagrados. Dios es la vida. Nunca puede ser la muerte.  Sin embargo, un ojo en el cielo y otro en el suelo los judíos siempre gozaron en nuestra ciudad de la protección del cabildo. Al obispo le administraban las rentas. Más de un setenta por cierto de la población era de raíz conversa ocupando preminencias en el estatus y escalafón social. Los judíos estaban sometidos a la jurisdicción real y arropados por la iglesia.

 

Después, creo entender a través de mis copiosas recapitulaciones sobre este asunto, venían los pecheros y villanos y lo que se ha llamado en llamar la canalla o chusma. Nadie duda de ese misterio que acompaña a los hijos de David en su peregrinar por la historia. Fueron los patrocinadores del imperio español y a su cargo corrió (siempre fueron excelentes administradores y ecónomos) la obra de la colonización americana e incluso apuntalaron a la iglesia católica cuando esta se derrumbaba a consecuencia de la rebelión protestante del norte europeo. Ahí están las grandes eminencias místicas: teresa de Jesús, Juan de Ávila, Ignacio de Loyola y en literatura el Lazarillo, todo Tirso, Quevedo acaso Cervantes que procedía de una aljama en la raya de Galicia. Algunos en secreto siguieron observando las tradiciones del pueblo elegido otros se exaltaron y quisieron ir más allá, en su catolicismo de bríos nuevos, cayendo incluso en aberraciones como las de los alumbrados. Sea como fuere el caso es que nadie profesó un amor a Jesucristo tan depurado como Teresa de Jesús.

 

Esa santa que nos enamora, nos divierte y nos advierte y nos acongoja, llamando siempre tan castellana al pan, pan y al vino, vino. Se trata ni más ni menos que del espíritu mesiánico que es privativo de la raza de Israel. Dudo sin embargo que el sionismo de Teresa de Cepeda y Ahumada sea el mismo que el de Benjamín Netanyahu o del propio Ben Gurion quien en la declaración de independencia evitó pronunciar ni una sola vez la palabra Yahvé (yo soy el que soy) y sólo se refirió a la Roca de Israel. Una roca como la de este viejo osario judío de mi pueblo que hoy me hizo estremecer. Prorrumpí en un kadish, con la recitación del salmo 62:

 

Oh dios tú eres mi dios/ a quien busco con denuedo/ sedienta está mi alma de ti/como tierra árida sin agua/ porque tu misericordia es mejor que la vida/

 

Impávida, alta solmene, ebúrnea la torre excelsa de la catedral segoviana nos miraba. Yo escuchaba el murmullo lejano de las aguas del Clamores, fecundando los tablares de las huertas entre las peñas con alientos de eternidad. Corrían las aguas de nuestra segunda corriente fluvial ajenas a nuestras discusiones por causa de los odios religiosos o las efervescencias políticas. Que poco tienen que ver con el Israel que nos enseñó a rezar y cuyos salmos cantamos. Dejemos que los muertos entierren a sus muertos. Ahora comprendo también lo que me declaró a mí una vez la señora Golda Meir en una conferencia de prensa: “Para un judío España no es un país como otro cualquiera”.

Cierto que acusamos en nuestra pereza mental a Israel de nuestros males: las guerras de Oriente Medio y sus anhelos expansionistas que están destruyendo naciones como Siria o Iraq pero todo este agobio y congoja ¿no vendrá determinado por nuestra poltronería, nuestro paganismo, ese hedonismo materialista que nos pervade, ese egoísmo sin fin radicado en la pobreza de ideas?

 

Muy pronto, si dios no lo remedia, vamos a tener que entonar un kadish por esta España que se muere en medio del griterío y la confusión.

 

Quizás nos aguarde un tiempo de purificación. No echemos la culpa a los judíos de nuestros desafueros y yerros. Pero tampoco Israel debe mirarnos con deseos de vindicta. Que resuene por doquier la palabra más hermosa jamás pronunciada por labios humanos que es la palabra “Shalom”.

 

Y “speret Israel in Domino” y les digo a nuestros hermanos mayores que aquí en Segovia nadie les odia, sed parte nuestra. Enterremos el pasado el hacha de la guerra y glosando a Isaías que los alfanjes y flechas se transformen en rejas de arado.








 


 


 


 


 


 


 


 




 

el padre lamprea el exorcisata amigo de obama con una mano bendice y con la otra se la menea


EL LIBRERO DE AREVALO

 

El librero de Arévalo tenía madera de perdedor pero no habléis de esto a la Jesusa que consideraba a su vástago una eminencia siendo ella misma como su hijo juguete de sus pasiones e inclinaciones. Las cosas en el mundo se habían puesto del revés. El estafermo de las procesiones miraba con ojos fijos un poco como el padre Cucurcho el exorcista nacido en un pueblo levantino que se llamaba Lamprea y cuando se ponía pesado con esto de echar diablos del cuerpo de la gente los chicos del barrio organizaban dreas y resolvían sus diferencias con Satanás a cantazo limpio nada de hisopos ni de crucifijos sino a lo zamarro. Gritaban:

 —El cura de Lamprea con una mano bendice y con la otra se la menea.

Y otros aseguraban:

—Detrás de la cruz está el diablo.

Gumersindo al quedar cesante con motivo de que se murieron los suyos y entró otro gobierno pensó ganarse la vida en el menester que mejor conocía: la literatura; fundó una biblioteca virtual y quiso dedicarse a la venta ambulante de libros viejos que eran una de las riquezas de la Casa Común pero también su patria quedó cesante y, cada quisque excedente de cupo, arribaron los nuevos bárbaros del norte que creían que era sospechoso leer y un pecado la cultura. La  tan traida y tan llevada democratización, amen de hacer ricos a muchos, que ricos millonarios, clases privilegiadas de castas, repartiéndose el bacalao y los puestos oficiales, a la mayor parte de España dejó en cueros vivos.

Éramos todos más pobres pese a la apariencia de ricos, dejamos los campos en barbecho, vendimos las vacas, todos querían vivir de algún momio, cierto enchufe, a costa del erario público, renunciamos a muestra cultura, los periódicos, las editoriales, pignoramos nuestras fábricas nuestros humildes negocios y se lo dimos todo a los marchantes judíos.

He aquí el resultado de treinta años de Mercado Común. Recordad: siempre se dijo del judío la maula. A muchos los estafaron. A él no. Porque bien los conocía. Eran de su misma raza.

Fracasó. El pueblo español querría suicidarse renunciando a su pasado ahorcando los libros persiguiendo a la inteligencia y llevando a los tribunales o a la trena a cualquiera que acreditase una idea feliz un hallazgo. Ya me dirás tú los libros que vendía Gumersindo —muchos martes ni se estrenaba— cuando extendía el tenderete aparejaba el caballo bueno lo del caballo es un decir porque ya toda España se había motorizado por entonces y el librero gastaba coche que eran sus mejores zaparos y no había que darle pienso ni llevarle a herrar. Gozaba de la vita bona del sol de España y conversaba con otro purgado que se llamaba Empeltre. Bebía en las tabernas visitaba el camarín de la Virgen de las Angustias buscaba el rastro de la España que proclamó el tanto monta, monta tanto, y percibía las huellas santas e imperiales de la reina Isabel la Católica que pasó su infancia

A pocos metros de donde él tendía en la plaza el Arrabal, en el castillo.

Aquellos días Sindo tuvo una crisis mística y creía en milagros y apariciones. Le pareció contemplando algún arrobamiento viendo una puesta del sol camino de vuelta a Madrid poco antes de llegar al Alto los Leones. ¿Espejismos o un aviso celeste de lo que había de venir. Era seguramente un regalo que dios le enviaba por haber sido fiel a sus principios. Estas cosas marcan bastante a los perseguidos e injuriados. Estaba renunciando al mundo a su manera alzándose en rebelión contra aquel estado de cosas.

Mira que vender libros en un pueblo de analfabetos pero él iba en demanda de sus principios tras las pisadas de la Reina Santa.Vigilavi et factus sum Sicut passer in tecto” le gustaba aquel salmo que repetía con frecuencia porque  encerraban sus palabras algo de su vida, siempre en guardia para percibir las ráfagas del Espíritu  Santo que llegan en ventoleras de huracán donde se atisba la verdad y la belleza.

Pero su mujer y sus hijos pensaban que estaba como una chota. En su fuero interno él encontraba alguna razón para semejantes y descabelladas excursiones de bibliografías de apóstol de la cultura en medio de una sociedad ágrafa y un pueblo de analfabetos. Se sentía un poco misionero pero cansado de que sus predicas cayeran en baldío buscaba consuelos en los besos al jarro en aquel buen vinillo de la tierra. Gumersindo era dipsómano.

a jacinto benavente

el shakespeare de madrid
El teatro de Benavente

Mi amor a los libros y a la literatura se inició con dos profesores del seminario de Segovia. El uno era el deán don Fernando Revuelta gran orador que en las clases de retórica nos hablaba de los Intereses Creados y el otro don Tirso Rodao que enseñaba Preceptiva. Sus clases prácticas eran una delicia porque nos leía obras clásicas dramatizadas y una de sus preferidas era la Ciudad alegre y confiada. De esta forma entramos en conexión con ese torrente de sabiduría, de dicción, de arte, de excelencia, de humanidad y de cristianismo que es la gran literatura española y su teatro. En la actualidad ese hilo conductor de la vida española se ha perdido o lo han echado a perder adrede los prevaricadores, los angloparlantes acomplejados, los gilipollas, los adoradores de la leyenda negra.

Esta es una de las razones de mi cólera y los mecanismos de provocación para los que tengo ciertos dotes que me dieron  los dioses. España, despierta de tu modorrera. Busca las alturas y deja de volar tan bajo y ya se sabe que cuando el cuervo vuela bajo… a lo mejor nos arrecimos con don Mariano Rajoy el Deseado (el régimen los escoge entre los mediocres) me ha llamado uno indignado alegando que en el Seminario vacío pongo de vuelta y media a mis compis, a la sede de san Hieroteo, a la Biblia en verso.

 ¡España, despierta!

 Para muchos de nuestros hijos y de nuestros nietos el nombre de Jacinto Benavente se identifica con una plaza donde hay unas cervecerías buen rollito. Las obras del insigne comediógrafo no se reponen o andan descatalogadas. Esta ignorancia del pasado, esta cesura que aconteció tras la hecatombe del 75, les ha venido bien a los más burros para hacerse ricos. Lo malo es que estos acemileros de la tiranía en forma de libertades se están quedando sin pesebres. Han pasado en este cuarto de siglo y medio cosas muy gordas y había que contarlas. Lo siento si a algunos de mis detractores les ofende esta postura.

 Me propongo curar, salvar lo que queda, no destruir aunque hace falta una cura de caballo y uno de los grandes responsables de la involución y desorientación que padecemos la tienen los curas y los obispos. Ese es sin más ni más el leitmotiv de mi novela.

Siguen sin saber quien fue don Jacinto un madrileño cabal que ganó el Nóbel. Hoy ese premio anda un poco devaluado la verdad y politizado porque lo gana hasta Vargas Llosa pero en 1922 sólo se galardonaba a escritores significados con una obra original o intensa. Y a Benavente aunque era germanófilo le llamaban el Shakespeare madrileño.

Nacido en la calle del León el 12 de agosto de 1866 – su padre era un médico puericultor de origen murciano que fundaría el hospital del Niño Jesús- fue amigo de Valle Inclán al que le presentó la novia, de Clarín, de Menéndez y Pelayo,  Eduardo Zamacois, don Juan Valera, Pío Baroja, Azorín que fue uno de sus mejores críticos, de Galdós y enemigo de Pérez de Ayala que decía que su teatro era de cartón piedra y que no creaba situaciones dramáticas sino escenas. Luego se reconciliaron. Conocía muy bien a las mujeres y por eso quizás no se casó. El eterno femenino hasta Benavente había sido etéreo hasta que se estrenó la Malquerida. Don Jacinto las define como seres humanos de carne y hueso. El choque de la noción romántica con la realidad es la destrucción del amor.

Su obra tiene que ver con la agitada vida española de su tiempo: el 98, el asesinato de Canalejas y de Eduardo Dato, de Canovas. Nunca tuvo Madrid un ambiente tan literariamente interesante. Se vivía, se malvivía, pero se publicaba. Y su personalidad equidistante entre todos los ismos llena de recovecos y de aristas durante muchos años intrigó a los españoles que le consideraban un personaje ambiguo- sexualmente lo era- y misterioso, mefistofélico. Uno de los pocos artistas que ganó dinero a espuertas y pudo vivir del teatro y del periodismo.

 Sus “sobremesas” en el Imparcial eran seguidas por el todo Madrid. Brilló en los salones, en las ágoras y en los ateneos pero su teatro no es político. En sus obras estudia el alma humana, se preocupa por el paso del tiempo y la mudanza de la fortuna. Un señor muy elegante y atildado que se levantaba a las doce. Un mayordomo le tría los periódicos –salían a la calle en Madrid más de una docena sin contar los semanales y los quinquenales- y después del primer café encendía un cigarro puro. Con estos vegueros de gran vitola solía aparecer en público y moriría casi con uno encendido a los 87 años. Pese a su popularidad era de carácter retraído y pasaba grandes temporadas en su solar de Aldeaencabo (Toledo).

Amigo de grandes actores y actrices como Lola Membrives, Puga, Margarita Xirgu, Peña y Luis Manrique fue junto con Falla uno de los grandes ingenios españoles que españolearon por América. Personalmente amaba la Argentina por donde realizó algunas giras representando lo más granado de sus producciones contribuyendo a establecer un puente cultural con el otro lado del Atlántico.

Estaba lleno don Jacinto de lados oscuros y misteriosos y su carácter es contradictorio. Siendo el autor de la burguesía cuando estalló la guerra civil optó por el bando republicano. Pasó toda la guerra en Valencia y se libró de ir a la cárcel gracias a su amigo José María Pemán. Académico, ocupó el sillón L que había dejado vacante don Marcelino Menéndez y Pelayo, nunca escribió el discurso de entrada. Decía que daba mala suerte pues unos cuantos académicos que había conocido morían poco después de haber procedido a su lectura.

El teatro benaventino es un puente entre el teatro clásico y moderno. Ese es el secreto de su dramaturgia que los más lerdos españoles ignoran aposta. Algunos que tenemos a prurito repasarlo y escuchamos con melancolía la voz de aquel canónigo de la catedral de Segovia que nos puso en el camino de esta caballería andante de la literatura a la que amamos aunque en su profesión sólo hayamos recibido revolcones, silencios, amarguras, descalificaciones, trompazos, et carmina Aurum non dabunt que decía Horacio.

Don Tirso al leernos los parlamentos de Crispín y de Leandro puso una espada sobre nuestra frente. La acolada. Y aquello fue imborrable como un sacramento. Porque Benavente tuvo algo de profético que conocía bien el percal y la encarnadura física y moral del pueblo para el que escribía. Que malo soistóos, - declararía en una ocasión parafraseando al Guerra, le dijo que el pueblo español no es un pueblo triste. Es un pueblo áspero. Muy digno.

 Fue uno de los primeros en alzar la voz en pro de la reconciliación de las dos Españas. Hasta el punto que por influencias suyas logró salir de penal del Dueso el cuñado de Azaña Rivas Cheriff y lograr el indulto de Franco. Escritor, libretista, novelista y actor Cipriano Rivas Cheriff dirigía el grupo dramático de aquella penitenciaría. También hizo las paces con otro de sus detractores decantados como Ramón Pérez de Ayala.

 Esto ocurrió cuando el insigne escritor ovetense y ex embajador de la Republica en la Corte de San Jaime se encontraba en Buenos Aires. Consiguió para él don Jacinto un puesto en la redacción de ABC y regresar del exilio. Desgraciadamente el autor de Tigre Juan ya no escribiría más novelas aunque sí magistrales artículos en la famosa Tercera del periódico de la calle Serrana. Alcancé a verlo yo el año 64 una tarde de agosto fumándose un habano en la terraza del café de Levante poco antes de que la piqueta de la modernidad derribase aquella sacra institución literata. Sobrevivió algunos años a sus formidable rival. Con el que no le unían las ideas políticas pero sí el buen gusto y la devoción o el vicio de los cigarros puros.

contundencias y confidencias

CORNUCOPIAS
 


Instalado a horcajadas sobre las cornucopias de la fantasía


Voy al husmo de las cosas


Encúbate, alma querida,


Entra en la cueva


Demos licencia a la fantasía


Te hacen falta otros candelabros


Que alumbren tu noche


Otras escuadras y apeos


Otra sonrisa


Las piernas más famosas de la historia perdieron su empleo


Nada importa


Eran la personificación del glamor según dicen


Ese programa de cotilleo de famosos


Que emiten antes del almuerzo


Conducido por una rubia inmarcesible


Con cara de espectro


Dicen que es un hombre


O una mujer que da gato por liebre


Crija por verija


No te asombres


Haz tu vida


Colúmpiate en la cornucopia


Espejo oscuro de tu vida

No hay comentarios: